lunes, 31 de octubre de 2011

[T+16] Porque los heroes no existen en éste mundo.

Bueno ahora si biene la convenencia por mi parte verdad???? ah no puedo creerlo, bueno mis queridos (pocos o muchos) seguidores aqui me tienen publicando unas de mis historias ésta historia fue creada por peticion de la escuela para representar una situacion de bulling, la verdad no sé que tal me quedo, pero espero que lo disfruten aqui se nota mi cambio de narración bastante bueno, jejeje, es muy padre y me diverti haciendolo así que espero que lo disfruten.

Porque los heroes no existen en este mundo.
escrito por Tsukasa tsukino
editado por Tsukasa Tsukino
publicado en Muratsuki
No cuento con el Copyright, pero les pido de favor que no plageen mi trabajo.
Por el momento la historia sólo la tengo en español en un futuro la veran en inglés.
Atentamente Tsukasa Tsukino el creador de Muratsuki
村月(Muratsuki)

 
¿Cómo es que todo esto se había vuelto realmente insoportable?
Si tuviera una mínima idea de cómo mi pacifica vida comenzó poco a poco a convertirse en un torbellino de molestias, envolviéndome cada vez más hasta mi perdición.
Sólo podía ver ése cielo azul, ése cielo tan basto e inalcanzable, mientras un insaciable dolor me recorría el cuerpo lentamente. No podía moverme, el cuerpo no reaccionaba ante nada de lo que le ordenaba, inmóvil, inmóvil sin poder hacer nada ante mi inevitable destino. Así termino todo a final de cuentas. En un mundo donde no existe la justicia
¿Qué es lo que esperaba?
¿Por qué nadie me ayuda?
¿Por qué todos se me quedan viendo?
¿Por qué en vez de estar parados no van a buscar ayuda?
Alguien ayúdeme, duele demasiado, no puedo soportar éste dolor y la sensación de mojado que siento detrás de mi cabeza, cada vez haciéndose más abundante.
Desde cuando el mundo se había vuelto tan egoísta, tan morboso, sólo veía a los tipos que me rodeaban sacándome fotos con su celular, como si de una inútil pelea se tratara.
¿Acaso ya todos en el mundo se habían vuelto así?
Aplaudir acciones de violencia y observar el cómo alguien moría,
¿Se habían vuelto lo más entretenido para el mundo?
No tengo una respuesta ante eso.
Ahí lo vi, a ése grupo de personas que me provocaron esto, burlándose. No sentían culpa alguna, en serio era esto real, en serio esto sucedía así. De pronto los vi escabullirse, unos maestros llegaron hasta donde yo, pero para estas instancias, mi vista ya era demasiado borrosa, ya era el fin, el final de todo, me gustaría saber cómo inició el principio del fin.
Era un día normal como cualquier otro, el aire al soplar en mi cara se sentía congelante, caminaba hacia la escuela como era común, solo, observando el paisaje que se hallaba a mí alrededor.
Llegar otra vez a la escuela, era lo más delicioso que podría ocurrir hasta hace un tiempo, hasta antes de cuando ellos, comenzaran a molestarme.
Sin saber por qué exactamente todo comenzó desde el primer día en que entré a la preparatoria, entré a una preparatoria a la cual según no tenía mucho prestigio por la clase de estudiantes que tenía, pero por falta de recursos económicos yo tenía que asistir allí, no esperaba mucho, sólo los típicos estudiantes que no sabían nada ni siquiera lo más mínimo de una operación matemática.
Entré en la escuela, me provocó una sensación tan extraña, ya estaba todo decidido, la primera clase empezaba en el salón seis, matemáticas I, por alguna extraña razón era muy afán a ésta materia.
Decidí entrar a ésta escuela con las mejores intenciones del mundo, sin intentar molestar a nadie, pero no contaba con que en éste mundo hay muchas personas que siempre envidian hasta lo más mínimo de una persona sin tener si quiera una razón justificable para hacerlo.
Ya habíamos tomado unos cursos anteriormente a los cuales no asistió mucha gente, por lo cual no conocía a muchos de los que de ahora en adelante serían mis compañeros.
La persona que impartiría la clase de matemáticas era una maestra, una maestra con todos los aires de tratar de enseñar a una nueva generación de estudiantes, pero los alumnos que ahí había, no se veían con las mejores intenciones de querer si quiera atender una mínima clase, no entendía por qué razón entonces se metían a la escuela, sólo a perder el tiempo suponía de buena forma.
— ¡Buenos días alumnos!—. Entró la maestra con toda la energía del mundo y dispuesta a enseñar, todos la tomaron con indiferencia y al no tratar de desencajar yo no lo hice.
Por Dios que la maestra estaba buena, una estructural belleza, que solamente creí ver en las revistas y captó mucho la atención de algunos tipos que actuaron como vil bestias al lanzarles piropos de los más estúpidos, después un grupo de personas se levantaron de la esquina, ya saben de la típica esquina donde uno siempre encontraría lo peor entre lo peor.
Eran un aproximado de diez imbéciles, los que se dirigieron al frente hacia la maestra.
La maestra estaba distraída lanzando el culo de cara hacia los alumnos que la veían con ojos de querer violarla. Uno se acercó a ella y le dio un arrimón y luego procedentemente levantándola y tocándole lo senos.
— ¡Pero que buenas tetas tienes!—. Dijo el tipo lamiendo sus labios como si la comiera únicamente con la mirada.
— ¿Qué creen que hacen? Deténganse—. Gritó la maestra con desdén, mientras manoteaba tratando de zafarse de los brazos del acosador.
—Vamos a violarla maestra—. Dijo uno de entre la multitud de imbéciles.
Yo simplemente no podía creer lo que ante mis ojos se presentaba, la verdad no podía soportarlo y no podía soportar aún más el hecho de que nadie hacia nada en el salón y en vez de hacer algo, mis “compañeros” sacaron su celular y pusieron en modo cámara de video para capturar el momento de la violación, simplemente no podía creer la mierda de mundo en el que vivía actualmente.
Sabía que sería un suicidio el tan sólo intentar acercarme ahí con los tipos, pero no podía permitirme ver una escena de ésta magnitud. Si me iba y me enfrentaba yo solo, no podría vencer, necesitaba ayuda, así que aprovechando un descuido de los imbéciles estos, salí del salón y me dirige rápidamente hacia un salón por un maestro que más o menos creyera cuerdo, todos parecían importarle poco sus alumnos, sin importar donde estaban algunos sólo dormían sobre los escritorios y otros sólo eran ignorados por sus alumnos.
¿En qué tipo de escuela me había venido a meter?
Me metí a un salón y llamé a un profesor.
—Puede acompañarme, ¡rápido!—. Irrumpí la clase gritando con un aire agitado, mientras el resto de los alumnos me veían con una extrañeza sutil.
El profesor asintió sin tomarles importancia a sus alumnos y simplemente dejándolos hacer lo que quisieran, nos dirigimos rápidamente hacia mi salón de clases. Cuando entramos los tipos estos ya casi desvestían a la maestra y se podía sentir como las feromonas de muchos jóvenes en el salón volaban; al verse como los demás se llenaban de excitación comenzando a besarse o simplemente a masturbarse en frente de todos. Desvergonzados.
— ¡Hey!-. Gritó el profe tratando de imponer autoridad. Sin conseguirlo con éxito, entonces este se lanzó a los golpes contra los imbéciles promiscuos que trataban a toda costa de sacarle las bragas a la maestra. Los tipos estos, se alejaron al sentir los madrazos impregnados en su rostro y sacarle sangre a unos cuantos de ellos.
El profesor se quitó la chamarra tan pesada a simple vista que traía y la colocó sobre la pobre maestra, mientras que sentí la mirada de odio impregnada sobre mí por parte de los diez imbéciles que trataron de llevar a cabo tan atroz acto.
—Vaya, vaya, vaya… tenemos a un héroe entre nosotros-. Oí hablar a uno de ellos; el que parecía ser el jefe de ellos, dirigiéndoseme a mí con una altanería insoportable.
Yo sólo volví mi feroz mirada hacia ellos, pero parecía que yo sólo contra un grupo promiscuo y que al parecer era apoyado por todos en el salón, no podría vencerlos fácilmente.
—Sólo hice lo que me pareció correcto-. Dije viéndolo a los ojos sin saber exactamente a lo que me estaba por enfrentar.
El tipo se levantó de su escritorio, se me acercó con un aire pesado hacia mí, sentía mi corazón palpitar rápidamente; por fuera mostraba una actitud desafiante, pero por dentro era todo un mar lleno de confusiones.
—La gente como tú, no me agrada-. Me dijo barriéndome con la mirada de arriba abajo, sentí una gran presión sobre mí al ver esos ojos tan llenos de odio dirigiéndoseme.
—No te hagas el muy machín-. Le di mi contestación al aire, tal parecía que no racionalizaba mis pensamientos antes de contestar. No seguí el viejo dicho “cuida tus palabras porque se volverán acciones”.
El tipo me aventó contra la puerta a la cual estaba próximo, me tomó del cuello y con su mano en forma de puño dirigida hacia mí.
—Será mejor que no te quieras pasar de listo-. Dijo el tipo con actitud amenazadora y su puño lleno de ira apuntándome.
Para mi suerte unos maestros llegaron rápidamente al lugar y el tipo éste fue detenido a tiempo. No entendía bien si había hecho un buen acto de humanidad o hice un pendejo acto de mediocridad. Ya fuera como fuera lo hecho, hecho estaba ya era muy tarde para estar con los arrepentimientos, si tan sólo me hubiera imaginado todo lo que pasaría después, quizás no hubiera querido actuar como un héroe.
Después de aquel fatídico día la maestra ya no se presentó nunca ni siquiera a la escuela y desde entonces los molestos insultos, las pesadas bromas y los golpes no dejaron de hacerse presentes en mi vida diaria.
Llegué nuevamente a la escuela, ir hacia el mismo salón de todos los días, sabía que era lo que me esperaba al arribar a ese lugar, por lo cual no me causaba ninguna alegría el tener que llegar.
Entre al salón de clases, el rallado y maloliente salón de clases en el cual tenía que tomar por desgracia clases, había pasado apenas un mes del semestre, no tenía idea de cómo me había hecho de tantos enemigos al apenas entrar a la escuela, pero tal parecía que yo allí era la hierba mala y no es caso contrario, sólo los maestros eran amigos para mí y prácticamente permanecía bajo su jurisdicción, poniéndome a salvo de los demás con los maestros, que bajo había caído.
En vez de estar perdiendo el tiempo con amigos estaba siempre ocupado y encerrado ya séase en la dirección de la escuela, secretaría o biblioteca, diario estaba a salvo en algún lugar, no me atrevía a salir para nada, por el extremo miedo que sentía a mis compañeros, pero eso era siempre hasta después de las once del día, mientras tanto desde la siete de la mañana hasta las once tenía que soportar el tener que convivir con esas personas siendo víctima de sus bromas y tonterías.
Llegué hasta el pupitre de mi salón lleno de blasfemias hacia mí, de personas que quizás ni siquiera conocía. Solamente ignoré las palabras allí escritas y me senté, senté cuidadosamente, pero algo sucedió, mi banca se rompió, o más bien dicho se desarmó al sentarme, alguien la había aflojado para que ocurriera susodicho acto, todo mundo se burló de mí, tanto hombres como mujeres, en especial esos tipos que eran los que más detestaba. Esos tipos según cosas que escuche habían comenzado a hacer rumores sobre mí, desconocía que tipo de rumores, pero de seguro eran cosas estúpidas, pero sin duda alguna esos rumores que inventaban hacían que la gente me agarrara coraje.
Ya no quedaba lugar en el cual pudiera sentirme seguro en la escuela, incluso mucho menos en los lugares donde según yo “estaba a salvo”.
Después de pasar el rato burlándose yo me levanté y traté de levantar el pupitre deshecho, levantando las piezas una por una cuando de pronto sentí que algo cayó encima de mí, era un líquido asqueroso y apestoso, realmente apestoso.
Voltee a ver quiénes eran, eran una chavas. Cuando sucedió esto mi poca paciencia que tenía explotó, si tanto era el odio que me tenían por haberles arruinado la oportunidad aquella vez de expulsar el semen de su sistema, sería mejor ya hacerles frente de una vez por todas.
Tomé de las tetas a una de las chavas que me aventó el agua y la aventé al piso golpeándola, la otra me aventó la cubeta y le solté un golpe en la cara. Los demás se me quedaron viendo y me temieron, así que al ver ésta acción yo me dirigí hacia los principales contribuyente en estas bromas; en especial a la estúpida persona que tenían como jefe.
—Haber pendejos-. Yo hablé con mi altanero tono de voz.
Lo tipos estos voltearon a verme con indiferencia. El “jefe” de ellos salió al frente. Yo tan sólo al verlo me le aventé a los putazos en seco. Tal parecía que el pendejo éste no se esperaba tal acción por mí.
—Ya basta de tus mamadas, no-. Exigí con un tono de voz fuerte.
El tipo éste sólo río un poco y se volvió hacia mí.
—Vaya la princesita se ha revelado.
— ¿Cómo diablos me has dicho?-. Contesté ante la falta de respeto que me había dicho.
—Qué acaso no me has oído, P-R-I-N-C-E-S-I-T-A.
Me cagaba la puta que me pario, creo que ya había entendido que es lo que habían estado diciendo a todos sobre mi o al menos eso quería creer.
—Ya basta pendejos, me tienen hasta la chingada, queriéndose sentir los muy importantes y muy respetados, cuando en realidad son una mierda de personas es más ni una mierda llegan a ser, sobre todo tu hijúeputa-. Tal parecía que mis palabras no le hacían ni lo más mínimo al oírlas. Así que decidí lanzarme a los golpes.
Todo hubiera salido tan bien. Tan bien si no me hubiera esperado que el tipo este me jugaría tan sucio, yo me lancé hacia él, pero justo cuando parecía que lo golpearía, el me tomó de mis brazos y me aventó fuertemente hacia el cristal de las ventanas que se hallaban en la cercanía, comencé a caer, sentí el cristal incrustándoseme en mi cara y caía rápidamente hacia el piso. No pude ver las reacciones de los que se hallaban en el salón, pero parecían realmente asustados, ¿Asustados?
Allí estaban todos alrededor de mí sacándome fotos como si de un animal muerto se tratara, bueno no diferimos en nada de los animales, pero esto era algo que no se podía ser descrito por nada, ahora que lo pienso esos tipos no estaban burlándose, parecían realmente preocupados, pero ahora ya era realmente tarde para hacerlo.
Sólo por querer hacer lo correcto fui asesinado por una personas que sólo pensaban que tenían la razón; existen muchas personas de éste tipo en el mundo y por desgracia hay personas que les siguen, pero cuando sus acciones van más allá del simple hecho de querer molestar o querer llevarle  la contraria a alguien, es cuando realmente se andan lamentando de todo lo que hicieron, la gente sólo molesta por molestar y jamás piensa en cómo se ha de sentir la persona que es molestada, sólo lo hacen por el simple hecho de que se quieren sentir la gran chingonería frente a la gente ocultando su verdadero patetismo ante todos.
Todo mundo sabe que uno molesta a otro porque ve el reflejo de lo que quiere ser en el otro en éste caso se puede usar el concepto de lo que vendría a ser la envidia. El reflejo de lo que quieren llegar a ser, pero nunca podrán ser.

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